Pasión por la palabra

Its only words, and words are all I have
to take your heart away
(Words, Bee Gees)

Compartía hoy, y también moderaba, una Mesa Redonda con una gran profesora de Lengua, María Luisa de Porres; con una arquitecta y, aunque extremadamente joven, exitosa narradora, Lourdes García Trigo; con una abogada que fue editora y correctora durante muchos años, Pilar López Sánchez, y con el escritor Miguel Aranguren.

Aranguren publicó su primera novela con sólo 20 años y desde entonces ha publicado otras diez; la última – El arca de la isla (La Esfera de los Libros) – está en los estantes de las librerías y le auguramos un triunfo semejante a las anteriores de las que sean vendido más de 100.000 ejemplares. Prolífico en sus artículos en tantas publicaciones (El Mundo, El Correo y, desde 1993, en Telva), pone el acento en lo más humano del curso de hombres y mujeres por esta carrera de la vida. A él se debe también la iniciativa Excelencia Literaria, con la que recorre la geografía española impulsando a los estudiantes en el noble ejercicio de narrar y desvelando los talentos ocultos en tantos jóvenes: eso es espuma de altruismo sobre lecho de sensatez.

El público del acto, estudiantes y profesores, seguía con atención el despliegue desde distintos puntos de vista, que convergían finalmente sobre un centro de gravedad: la pasión de escribir vive de la pasión por leer. Mejor, de la pasión por el libro, del entusiasmo por la palabra escrita.

Se me puede oponer que hay infinidad de lectores, incluso compulsivos, que no escriben ni un tuit. Cierto. Tanto como que es difícil señalar un escritor célebre que no venere la palabra, el escrito, la imagen o la fantasía de otros escritores.

Una estudiante le ha preguntado a Miguel Aranguren sobre qué leer, y el autor no lo ha dudado: “lee lo que te divierte”. Luego ha explicado la importancia de equipar el cerebro con los conceptos y valoraciones que se contienen en los clásicos. Pero una persona muy joven que no tiene el hábito de la lectura no puede adquirirlo leyéndose El Quijote a palo seco. Menos una alteración de la gran obra con la pretensión de adaptarla al público juvenil. A los clásicos se llega para gozar con ellos por el camino del amor a la lectura. Y la lectura es sumergirse en el placer de lo narrado hasta vivir la palabra de la vida.

Recordando a san Pablo, les piropeé diciéndoles “lucetis sicut luminaria in mundo, verbum vitae firmiter tenentes”. Quien llene su mente de la buena literatura brilla en el mundo manteniendo en lo alto la palabra de la vida.

Y el brillo tornará en resplandor cuando sea el propio corazón el que difunda palabras rectas, cálidas, palabras de consuelo, por sí mismas luminosas. El brillo, como el de la luna, debe su luz a otro; el resplandor genera la luz que entrega.

Con Miguel Aranguren en Colegio Entreolivos

Con Miguel Aranguren en Colegio Entreolivos

Idea fuente: fomento de la lectura de libros valiosos

Música que escucho: Words, Bee Gees (1967)

José Ángel Domínguez Calatayud

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