No hacer balconing con los comunicados de los terroristas es una medida de elemental prudencia. La suicida tentación de gobernantes, de líderes sociales y de una opinión pública ansiosa de paz es dejarse llevar por la belleza de las palabras cuando parecen adaptarse al deseo. El instinto de volar, de saltar ebrio de engaño desde la ventana para alcanzar el balcón de la amada tregua parece irresistible. También es irresponsable. Y suele acabar con los huesos de la esperanza social despezados sobre el asfalto de la calle Sensatez, ocupada ahora por la botellona del tactismo, la frivolidad y la improvisación.
La estrategia de comunicación de ETA no tiene pinta de improvisación. Envía un vídeo a la BBC para lograr la cobertura internacional que había ido perdiendo. Lo hace con el ritual torturador (Fondo con el anagrama de la banda; banderas de Euskadi y – ¡ojo!- de Navarra; varios torturadores, pasamontañas y, encima – será por el frío del cerebro muerto- la chapela).Lo hace cerca de elecciones. Lo hace con el modo soez de retorcer el lenguaje al que parecen acostumbrarse algunas mentes y no pocas redacciones (Liberación nacional, acción militar ofensiva, solución democrática).
Definitivamente España necesita de los responsables políticos una estrategia, también comunicativa, y antes de dar otro paso hacia el balcón se lo piensen tres veces. A veces, el silencio despectivo es la mejor manera de contestar al matón
ETA y el Balconing político
5
septiembre
2010
Una respuesta a ETA y el Balconing político