Esperando a Idil

Acaban de ver la luz en Turín los 760 gramos de Idil, hija de Idil, joven somalí en coma irreversible en el Hospital de Santa Ana. Ella deseaba que su pequeña naciera y pudiera respirar aire, mirar colores, sonreír risas y luchar, siempre luchar, por un mundo mejor. Ante el empeoramiento de Idil madre, los médicos obraron mediante cesárea el ordinario milagro diario de la vida y la niña de tan sólo 28 semanas vive sin anomalías. Su madre falleció al poco, tras el último asalto de aquel mortífero tumor cerebral. La minúscula vida de la pequeña Idil es también un himno gigante a la ciencia y a la medicina, que avanza para decir bien claro, con la fuerza imperturbable de la realidad, que lo que una madre gesta es, desde el principio hasta el final, algo distinto e infinitamente más valioso que una suma de células o un indefinido ser vivo: es un “quien” humano necesario para completar el mundo al que llega. Bienvenida Idil, estábamos esperándote.

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