Tengo una pregunta para Su Santidad

Aplaudir debemos a  la RAI que puso en marcha esta novedosa iniciativa. Se han dirigido 3000 preguntas de televidentes para ser respondidas por el Papa en televisión. Ese hecho expresa por sí solo una necesidad informativa.

No es un Papa que se preocupe de prepararse “para” la imagen, pero comunica como nadie. Casi, ni se ocupa de sí mismo. Ora. Escribe. Trabaja. Sufre en silencio. Goza con los que le siguen. Benedicto XVI tiene apariencia de andar unos cientos de metros delante de la Humanidad, desbrozando un camino en esta selva contemporánea. Es un líder humano que transpira bondad inteligente, y perdón por el pleonasmo. Sí, es un siervo para todos, sin exclusiones ni de los que quieren excluirlo – vano intento – de la Historia. No quiere aparecer: quiere ser. Y enseñar lo que tiene encargado enseñar.

Un muestra de su magisterio lo tenemos en sus libros. El último accedió al top 10 de la exigente lista de bestseller del New York Times. Editado en USA por Ignatius Press con él título “Jesus of Nazareth: Holy Week”, a muchos sorprendió el exitazo. No al presidente de la editorial, Mark Brumley, que afirmó: “It means that many people across the country are discovering Pope Benedict’s insights into the life of Jesus Christ. In this way, more and more people will encounter the real Jesus, which was the Holy Father’s goal in writing the book”.

Esta capacidad de comunicar ha vuelto a ponerse de relieve este viernes con las respuestas dadas a siete personas en un programa de televisión. A las 14:10 horas de hoy (22 abril 2011) lo ha hecho y su figura, sus reflexiones mirando de frente Humanidad han sido retransmitidas por la cadena italiana en el programa “A Sua Immagine” a todo el mundo.

Se puede ver un resumen en este link: http://www.youtube.com/watch?v=znouBj8qLTI

Ha respondido a Elena, niña del Japón, víctima del maremoto; a María Teresa: aparece junto a su hijo en “estado vegetativo; a una familia cristiana de Iraq: que interpela sobre los cristianos perseguidos y la tentación de emigrar; a una mujer musulmana de Costa de Marfil, Bintu de nombre, viuda de cuatro hijos; a Un hombre le pregunta sobre muerte y resurrección; a otra persona que le pregunta sobre la noción de “cuerpo glorioso” de Cristo resucitado; y al presentador del programa, sobre María.

En total siete preguntas que el Papa ha respondido con sencillez y profundidad. Es interesante verlo. Se emitirá también en diferido mañana en TVE1 a las 10:00 horas.

Por otro lado,  me ha ocurrido con este programa lo que me sucede con algunos programas deportivos, en los que se acompaña lo principal (acción y goles) con entrevistas a personas que añaden poco o nada a lo verdaderamente interesante. Aquí, había otras tres personas que contestaban a otras preguntas o glosaban las respuestas del Papa. Esto, y el que preguntas y respuestas del Papa no fueran en directo, resta dinamismo y fuerza empática. Llenar minutos de programación está bien, pero el Papa no es Mourinho o Guardiola. Al primero cualquiera podía decirle – sin tener ni idea y antes del partido – cómo ganar al Barça. Para el segundo, los mismos que lo daban por ganador, son ahora capaces de detallarle sus errores y darle lecciones de estrategia. Pero no sé: lo mismo, eso sí funciona en Italia.

José Ángel Domínguez Calatayud

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