«Pero algo tendremos que hacer«, son las últimas cinco palabras con las que el periodista Fernando Seco termina hoy su columna “Clave de Luna”, (ABC de Sevilla, jueves 9 de de junio de 2011).
En ese artículo, el periodista recoge párrafos de una joven sevillana que le describe cómo nos ven desde Alemania y no es, precisamente, como quisiéramos ser vistos, ni mucho menos como conviene al futuro común.
“La gente ahora no compra frutas y hortalizas españolas”; “imágenes en tv alemana de “trabajadores más ojerosos, con pinta de enfermos, que dicen con voz temblona lo mal que están”; otra imagen donde “se ve gente robando fruta”. O se escribe y se habla “en contra de que a España se le den ayudas”; “exceso de funcionarios, del mal uso de los fondos europeos en España y Andalucía, de las denuncias falsas contra hombres y los abusos del feminismo radical”.
No son opiniones del autor ni tampoco de la española que le envía el texto: es cómo nos ven en Alemania, y en otras esquinas de Europa. Esa Europa que nos llena de turistas y euros los meses de verano (se espera que el PIB turístico cierre el ejercicio con un crecimiento del 2,5%, el doble de la economía total), pero que también tiene que decidir, en su caso ayudas y que es cliente privilegiado de nuestros productos y servicios.
Algo tendremos que hacer. La imagen que tienen de nosotros importa. ¡Vaya que si importa!: somos tratados en buena parte en función de como somos vistos. La imagen que condiciona el contrato de servicio o la compra no es la que nos dice nuestro espejo: es la que tienen en el cerebro –algunos en la amígdala – estos clientes extranjeros. Es un axioma que los espejos mienten (sobre todo los de los probadores). También es un axioma que las fotos mienten por reducción: siempre faltan las fotos que no llegamos a hacer o a revelar.
La imagen que de nosotros se tiene nace de dos fuentes: el auténtico ser de nuestro interior (Ethos) y el modo (Pathos) como llega esa realidad a los públicos (clientes, amigos, socios políticos comunitarios). Nace de esas fuentes, pero – en el caso de que se detengan a mirarla – estos públicos rara vez la beben directamente, sino que la filtran, la envasan al vacío y, en el caso de los “media”, la distribuyen sintetizada para que pueda ser absorbida por el “cuerpo social”.
Y digo “se detengan a mirarla”, porque en términos de comunicación pasar desapercibido es una circunstancia penosa, salvo para las monjas de clausura y los servicios secretos. De hecho las naciones que quieran intervenir en el concierto internacional y abrirse mercados continentales tienen la necesidad de ser vistas, no puede ocurrirles lo que decía aquella periodista:“las mujeres a partir de los cuarenta nos volvemos invisibles”.
La Marca España tiene necesidad de ser vista; de “ser bien vista”, añadiría. Es necesario tener silla propia en el G8 y en otros centros de decisión. Pero el desafío necesario – porque es posible – lo tenemos ante nuestros ojos: que España supere en todo momento el siguiente test respondiendo a cada ítem: “sí, en todos los casos”.
ITEMS | No, nunca | En algún caso | En muchos casos | Sí, en todos los casos |
Tengo un proyecto único como nación | ||||
Mi proyecto incluye un modelo productivo y coherente
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El plan educativo en calidad está en el centro de mi proyecto
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Ejecuto programas de la cohesión social e interregional
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En el ámbito de mi competencia se premia el altruismo, la innovación y la creatividad | ||||
Gasto menos de lo que ingreso
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Cumplo en plazo los compromisos de pago | ||||
Mis ciudadanos trabajan todas las horas de su contrato | ||||
Tengo un plan severo para saldar mi deuda | ||||
Se revisan y cumplen métodos de eliminación de la economía sumergida | ||||
Tengo una estrategia de comunicación, que incluye la motivación de mis diplomáticos | ||||
Favorezco las libertades que crean y re-crean a mis ciudadanos |
La imagen ni se crea ni se destruye, se comparte, a partir de la voluntad de los actores.
José Ángel Domínguez Calatayud