Me he pasado un buen rato leyendo titulares de prensa electrónica sobre la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011 que en unas horas se inaugura en la plaza de la Cibeles. Como era de esperar me he encontrado de todo: azufre, bilis, frustración, rencor, odio, prudencia, veracidad, curiosidad, interés, sonrisas, gozo, alegría, paciencia, paz, gloria y… juventud.
Me he pasado, sí un buen rato leyendo titulares del hecho más relevante en mucho meses: un millón y medio de jóvenes vuelven a reunirse con el Romano Pontífice en su gran fiesta. Pero a lo que he dedicado más tiempo es a mirar las caras de esos jóvenes que llegan a la capital española procedentes del Líbano, Alemania, Portugal, Francia, Brasil, Colombia, Taiwán, Dinamarca, Guinea, Haiti, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Argentina…y ¡España! Y decenas de otros países. El Globo está en Cibeles.
Ver esas caras es estar seguro de que hoy – siempre es hoy – empieza el mundo. ¡Cómo no va a empezar si cada rostro es una promesa de hacer el bien, de pedir perdón, de alegrarse con el que acaba de llegar, de abrazar al distinto ¡porque es igual!
Ver esas sonrisas te confirma que hoy- siempre es hoy – comienza el mundo. Porque ves el servicio de orden limpio y ordenado, con ojos sonrientes y cansados y serviciales. Tienes que ver esas fotos, contemplarlas, amiga mía, amigo mío, para que te digan lo que tu contemplación pausada quiera traducir.
Ver esos rostros es asomarte hoy – siempre es hoy – al amanecer del mundo, cuando la gente importa a la gente; cuando no les va a importar el agotamiento, dormir en el suelo y oír para saber que no están nunca solos.”Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos”… Luego, esto es una suerte de comienzo.
Ver esos ojos, esas bocas, esa juventud numerosa y a la vez particular es asistir hoy – siempre es hoy- al comienzo de un mundo que es necesario porque está abriéndose en bondad, bien y belleza. Hace dos días me decía una madre de familia, que su hija B. “por fin acaba de reunir los últimos euros para poder pagarse el viaje a Madrid: ha estado trabajando de canguro y ya ha conseguido el dinero”. ¿No comienza el mundo? ¡A qué espera!
Ver tanta intensidad en un momento tal de creación visual, emocional, intelectual, de altruismo, de amor, de esperanza y de fe, es ser testigo hoy – siempre es hoy -de que el mundo comienza en muchos corazones para estallar, para crecer para llenar ¿Madrid? ¿España? ¡Qué va! Llenar el cosmos vacío que quiere oscurecer – intento más estéril que insensato – la imparable energía tras los segundos inmediatamente siguientes a este Big Bang de Luz original y originante.
Te invito amiga lectora, amigo lector a que tu buscador te lleve a esas fotografías y te pierdas en plegaria por cada rostro digno no de respeto, si no de veneración, como todo rostro humano, y que te preguntes: ¿de dónde vendrá? ¿Qué será de él o de ella? ¿Qué designio le trajo y – más aún – qué misión se le tiene reservada? Déjate llevar, porque todo nacerá en este minuto.
Hoy – siempre es hoy – comienza el mundo en el corazón de muchos jóvenes que se preguntarán con un pellizco en su corazón “¿Qué quieres que haga?”
No hay duda: se trata de hacer solamente el Mundo.
José Ángel Domínguez Calatayud
