Golf y vida diaria (7. Estrategia)

Lo mismo que se hace para alcanzar logros relevantes en la vida diaria, los buenos jugadores del golf ejecutan una estrategia de juego.

La palabra estrategia se utiliza aquí en el sentido de conjunto de tácticas que se llevan a efecto para obtener una situación duradera de dominio no amenazado significativamente.

Una situación duradera de dominio no amenazado es un mínimo imprescindible para afirmar que la estrategia ha cumplido su fin, aquello para lo que se desplegó, sea esto la paz que sigue a la victoria, ostentar el “number one” en la lista de los mejores jugadores de tu Club de Golf o la prevalencia en el mercado de nuestra Marca.


Ya se ve en esta descripción que no se puede confundir estrategia con táctica. Ésta es un conjunto de operaciones que, al servicio de una estrategia, se propone objetivos menores. Por ejemplo, un juego conservador y de golpes defensivos de approach en el próximo campeonato,  suficientes para seguir en forma y para no alejarme de los puestos de cabeza en el ranking.

También se infiere de la descripción que no todos tenemos la misma estrategia, por la sencilla razón de que no todos tenemos ni la misma posición relativa en el tablero de la vida o del juego, ni el mismo concepto de “situación duradera de dominio no amenazado”. Por ejemplo, para mi amigo Diego, feliz jubilado, sería una amenaza de su situación – y de su coronaria-  tener que competir por ser el “number one”. Su estrategia por tanto será diferente a la de Enrique que, con un hándicap 3,4, aspira de manera razonable a conservar su posición de privilegio, lo que sus horas de entrenamiento (táctica) le cuesta.

Sobre la tierra estamos para algo. Ese “para” es fundamental porque asigna a cada una, a cada uno la misión que su estrategia debe pretender. Dedicar tiempo a la estrategia es dedicar horas a desvelar qué tácticas nos acercan a esa situación de dominio no amenazado y en preparar y maniobrar para su ordenada ejecución:

¿Qué hacer?

1.- El golfista da bolas (se entrena): yo dedicaré horas al privilegio de ver los ojos y escuchar las palabras de mi hija pequeña, parte indelegable de mi estrategia de padre.

2.- El golfista tiene un equipo renovado (palos, bolas, tees, guante de invierno…). En mi oficina miraré si cada uno tiene su carga de trabajo y si tiene motivos – los suyos – para llevarla con el garbo y eficacia  que la estrategia empresarial demanda.

3.- El golfista que quiere estar en el high-top con garantías, también descansa con orden. Yo dormiré entre 6,5 y 7 horas. También leeré una novela digna o el blog de Jose Ángel.

4.- El golfista revisa su evolución, acude al profesional (profesor, coach) para que vea qué le está pasando con el backswing. Yo escucharé, tal que general a su Estado Mayor, a mi experto, que me dará pautas sobre el dominio de mi mal genio o me ayudará a recuperar el retraso en la planificación de la próxima conferencia.

También sin estrategia se hacen cosas. Pero para alcanzar una posición inexpugnable de paz duradera la experiencia, la Historia y Sun-Tzu aconsejan: “al aceptar mi consejo, aprovecha también cualquier circunstancia útil que se presente, incluso más allá de las reglas ordinarias

 

 

José Ángel Domínguez Calatayud

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