“¿Ya te vas?” dice la guasa sevillana al que llega, para picarle un poco, para dar pie a la réplica y principio a la tertulia llena de amistad.
Eso le decimos al otoño, que mañana tiene su comienzo astronómico, pero que se queda en ná con un verano que alarga sus dedos hasta casi tocar los polvorones que, por su parte, cada año se adelantan más en los Hiper. Un día veremos a Papá Noel en el Rocío: al tiempo.
“¡Adiós, Otoño!” le decimos ahora, casi de acera a acera, como se saludan esos amigotes que se ven en Feria, donde se quieren a morir, pero que no se tratan el resto del año.
Y en ese saludo amanecido –“¡Adiós, Otoño!”- los sevillanos queremos sacudirnos cualquier sombra de melancolía, porque nuestros ojos buscan cada mañana, también en el otoño de la vida, motivos para vivir y tenemos la experiencia de que los rencores guardados son hojas caídas que ensucian el fresco estanque del alma.
Miramos la mañana con anhelo de mediodía, porque amamos la luz, donde los colores como si fuesen una Lipasam celestial, barren todas las penas y pintan de esperanza las amarguras.
Amamos la primavera ya desde el otoño, como los diseñadores, como los estudiantes de Sevilla de Moda, como Carmen Osuna, que anda ya cortando trajes de Primavera-Verano de su particular Fashion week.
Admiramos todas las cosas hermosas que rezuman luz (familia, salud, educación, arte, canción, radio, hermana, hermano, orilla, jacaranda, vida, azahar). Todo eso lo tenemos por un providencial y especial regalo. Un don para alzar los ojos y compartirlo con gratitud.
Por eso, ahora, cuando muchas vidas parecen atardeceres de sombras y las tensiones se respiran densas, hay que abrir las ventanas de la esperanza a este don de los nuestros y si hay angustia otoñal le cantamos, con aires de copla, las primeras estrofas del soneto que José Hierro escribió, precisamente, con el título “Alegría”:
“Llegué por el dolor a la alegría. Supe por el dolor que el alma existe. Por el dolor, allá en mi reino triste un misterioso sol amanecía. Era Alegría la mañana fría y el viento loco y cálido que embiste. (Alma que verdes primaveras viste Maravillosamente se rompía.)”.(Este texto tuve el honor de leerlo en COPE Sevilla a las 13:56 del 21/09/2011).