Golf y vida diaria (10. Hole in One)

Hoyo en uno. Conseguir embocar la bola en el hoyo con un golpe solo: el sueño de cualquier jugador de golf. Esto es posible en un Par 3, el tipo de hoyo más corto, en el que un jugador experto es capaz de ordinario de conseguir llevar la pelota al hoyo con sólo tres golpes, contabilizando en ellos dos golpes en el green con el putter. Por tanto, se trata de hoyos cortos – hasta 250 yardas para hombres y 210 para damas – en los que el jugador coge green de un golpe. Hoyo en uno, por tanto, es que, no sólo coge green sino que la bola acaba dentro del hoyo con ese golpe, sin necesidad de coger el putter.

Es algo extraordinario. El jueves pasado íbamos en el partido José Antonio G.L., Diego G. y yo comentando este tipo de resultado. José Antonio, prudente jugador, se atiene a la realidad que es próxima y piensa que eso tiene que ver con la suerte. Diego, una vida larga de servicio profesional en el sector de seguros comentaba la dificultad de calcularlo. Las compañías de seguros saben de esto, porque no es raro que haya torneos que obsequien con un importante premio a quien consiga hacer un hoyo en uno en un determinado hoyo
del recorrido. De hecho, atacábamos  el hoyo 3 de mi Club – precioso, con un lago en entre el tee y el green– donde una dama lo consiguió hace unos años y se llevó un coche break.

Pues bien, la probabilidad actuarial de que un jugador aficionado – Vd. y yo – hagamos hoyo en uno es de 1 contra 12500. Un profesional lo conseguirá en 1 contra 2500. Es decir si Vd. juega, pongamos, 100 días al año, pensando que la media de hoyos Par 3 es de 4 por recorrido, pueden pasar unos treinta años de golf sin que lo consiga. De hecho lo normal es que un jugador amateur que ha empezado a jugar después de los 30 años no haga hoyo en lo que le resta de vida…

La vida imita al golf, ya lo hemos dicho, creo. Y en esa lucha cotidiana por hacer nuestro trabajo y conseguir en él resultados satisfactorios, así como en la familia o en otros órdenes de la existencia tenemos el sueño de “hoyos en uno”, ese éxito “súper-guai-del-paraguay” que se logra sin apenas hacer nada más que extender los brazos, dar un orden de trabajo, escribir una carta o poner nuestra mejor sonrisa. No tengo estudios actuariales sobre probabilidades de que esto suceda así, pero serán parecidos a los del golf: la experiencia confirma que los resultados se obtienen por series constantes de buenos “golpes”: extender los brazos, sí: y doblar el espinazo; dar una orden de trabajo, sí: después de horas de sensata planificación; escribir una carta,  y otra,  y otra … y cientos; poner nuestra mejor sonrisa y lo mejor de nuestro talento, ese talento natural con el que nacimos (y nuestros padres apoyaron) y ese otro talento adquirido por el estudio y 10.000 horas de hacer siempre bien el mismo trabajo, el mismo swing.

Comenté a mis compañeros de partido que yo metí la bola en el Hoyo 3 de un solo golpe desde el tee de salida hace años. Lástima que hube de anotarme dos golpes más, pues era la segunda bola. La primera había ido directa al lago. Bendigo la buena suerte que siempre va conmigo.

Hace siete años que Álex Rovira y Fernando Trias de Bes, publicaron “La Buena Suerte-claves de la prosperidad”, un libro muy vendido al que volver cuando quiere escaparse la fantasía: La primera parte termina así: “La Buena Suerte la crea un mismo: por eso dura siempre

José Ángel Domínguez Calatayud

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