Como resultado de un golpe con demasiado hook o, por el contrario, con exceso de slice, su bola acaba reposando entre unos pinos (alcornoques, acebuches), estratégicamente crecidos junto al fairway. Sucede en las mejores familias. Pero Vd. viene ya respirando preocupaciones, pues está en plena competición y la experiencia demuestra que fuera de la calle sólo hay problemas. ¡Y entre árboles tragedias! ¿Podrá tirar a green? ¿Qué hacer?
Y es que el golf es como la vida diaria. En cuanto por mala cabeza abandona uno los rectos caminos de los procedimientos contrastados, enseguida aparecen montañas de suegras, inspectores de hacienda, rivales aprovechados, clientes quejicas o jefes iracundos. Si uno ha tenido una actuación incorrecta acaba, como se dice vulgarmente, «metido en un huerto» (otros, más poéticos dicen jardín y otros, con menor delicadeza, se refieren a «comiéndote un marrón«).
¿Cómo sale uno de un huerto, en la vida diaria sin mancharse? y en los links ¿cómo se sale del pinar sin tirar la tarjeta, sin una derrota?
En ambas situaciones la gente se conduce de manera del todo acorde con su temperamento. Lo normal es que un varón primario apasionado, sobre todo si en el partido van rivales muy competitivos o damas ante las que exhibir audacia y creatividad, intente el imposible de sobrevolar los tres metros de altura del pino más cercano y piense –contra la ley de la impenetrabilidad de los cuerpos –que su bola pasará ese pino y los cincuenta más que hay en línea recta entre su bola y la bandera.
No falla: son gente – somos gente – cuyo lema desde el colegio es “ganar hasta en el recreo” y “el último: un pringado”. Y si bien, la sana ambición ha precedido a los inventos, la conquista de montañas e innovaciones tecnológicas, no es menos cierto que, como dicen los libros sapienciales, “qui amat periculum in illo perebit” (Sirácida, 3,26), lo que en términos golfísticos viene a significar lo que confirman las más fiables estadísticas: quien se empeña en horadar a golpes de bola de golf un pinar acaba dando más golpes que un boxeador, perdiendo el hoyo, el partido y, en algunos casos, la compostura.
¿Qué hacer? En un magnífico campo de golf de Huelva, Teresa, gran jugadora, con hándicap más que bueno, ya me lo dijo un día que yo, queriendo rendirla con mi habilidad, apuntaba a través de los pinos a una bandera que ni siquiera veía: “querido: en vez de destruir la naturaleza –me dijo -, saca la bola a calle con un golpe corto con el wedge por el lugar más cercano: habrás perdido un golpe, pero todavía puedes ganar el partido”. Perder, para ganar. Lose to win. No quise disgustarla, seguí su consejo y gané el partido. ¡Oh sabiduría teresiana!
En la vida real, que es un calco del Golf, lo mismo:
1.- En Bolsa cualquier broker sabe que el último euro es para el más tonto.
2.- Al cliente del Hotel, al que le hemos retrasado el check-in por un problema informático, le mandamos una botella de oloroso. (El champán está muy visto).
3.- “Pierdo” diez minutos con el problema de álgebra de mi hija, sembrando sin darme cuenta una secreta admiración en ella por la institución familiar. (¡Dios mío!…espero que la aprueben).
4.- Me callo mi corrosivo comentario sobre lo que pienso del estilo lechuguino del nuevo “mastercito” contratado en la oficina: tres años después es nuestro Director General.
5.- Pongo una sonrisa de anuncio americano de dentífrico cuando se me borra en ordenador el trabajo –tres horas –de mi último informe. Vuelvo a hacerlo con determinación (dando a guardar cada poco). Al hacerlo así, efectúo un ingreso en mi depósito de autodominio. Hoy me hará falta: cenamos con mi suegra.
6.- Escribo en mi agenda la lista Lose to Win de esta semana: acompaño con cara de buena gana a la mejor de todas las esposas a la planta de boutiques de una gran superficie comercial; envío una carta al periódico felicitando a un columnista que escribe bien sobre la vida; pongo en orden – o sea, tiro a la papelera – el montón de documentos que ni he leído ni ya leeré por anticuados; pierdo un rato jugando unos hoyos y me vuelvo al trabajo, ganando el premio al tipo más creativo y más fresco (bueno, esto en el buen sentido).
7.- Gano un lector retirándome aquí, pues “el retirar no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza, y de sabios es guardarse hoy para mañana y no aventurarse todo en un día” (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, capítulo XXIII).
José Ángel Domínguez Calatayud
2 respuestas a Golf y vida diaria (8. Lose to Win)