Sí, lo sé. La culpa es mía. La culpa es sólo mía por no desconectar de internet ni debajo del agua, ni debajo de la cama, ni dentro del AVE en el que escribo esto – ¡Oh sarcasmo!- dirigiéndome al Congreso CreoEnInternet, donde con un mogollón de colegas blogeros e internautas e intertodos vamos a reflexionar sobre las maravillas de la Red.
¡Qué ironía! Justo el día siguiente de que –por culpa de Internet y de la enfermedad profesional de hurgar en la prensa digital de medio mundo – me entero a golpe de titular de que si ceno hoy filete de ternera es que no tengo conciencia.
¿Que cuál es el titular que me deja sin cena? Juzguen ustedes el efecto de éste, publicado las 17:59 por Europa Press. “Cada filete de ternera provoca un gasto de 1000 litros de agua, según el presidente de la Real Academia de Ingenieria”.
Si me como un filete… ¡con los que llevo comidos! Y ¡las chuletas! Pues, por mi culpa, por culpa de todos los de Bilbao y los del resto del mundo que comen vaca el mundo está a punto de la sequia, a punto de agotar los recursos hídricos. ¿Quién tiene estómago para cenar hoy algo más allá que un Activia o un Colacao? Porque la severa advertencia no viene de un pelagatos o soplagaitas ecologista sin estudios. No: viene del mismísimo presidente de una academia real de la ingeniería, o sea el más ingeniero que llega a afirmar que: “La dieta alimenticia de un europeo encubre un gasto diario por persona de 2.000 a 5.000 litros de agua”. Dan ganas de no ser europeo.
Termino con la tristeza en el estómago de quien sabe que sus días de filete con patatas muy fritas y pimientos de Padrón han terminado. Termino con mi ánimo vasco de toda la vida oye a media asta. Termino dejándoles un tenebroso párrafo recortado de tan sabia noticia. Dice así: (el citado ingeniero) “ha deseado que «en el futuro» cada alimento incluya su huella hídrica (sic) para que, por ejemplo, una familia que pida en el restaurante una parrillada de carne, el camarero les sirva una etiqueta adjunta en la que figura, en letras grandes la huella hídrica (sic). «Es ficción, pero en un futuro podría ser así», ha manifestado”. ¡Será canalla!
Digo que, a lo mejor, además de jorobar a las familias y a su esparcimiento dietético ¿no podrían este ingeniero y todos , en vez de colocarnos en el plato la sucia “huella hídrica” buscar, investigar cómo solucionar los problemas, sin generar otros nuevos y, desde luego,sin aterrorizar a las familias dejándolas sin merienda?
Que quede claro, por favor: el agua no se acaba por comer carne. El recurso que cada vez es más escaso es el sentido común. Frente a los espíritus encogidos levantemos el principio de la abundancia para ayudar a todos.
José Ángel Domínguez Calatayud
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