Comunicar en tiempos de cólera

Corren tiempos recios. Rugen vientos huracanados entre nosotros, Pero, ¿quién se para a escuchar? El hambre y la necesidad no son compañía para la plática. Un pestilente cólera de insatisfacción se ha hecho dueño de amplias partes del vecindario. Tiene muchos nombres como desesperanza, angustia, última semana de mes, horizonte cerrado. Para los más cultos, prima de riesgo, diferencial de deuda, CDS… Puede cambiar el nombre y su fisonomía pero no su horror: es el cólera en el alma.

Y sin embargo el fondo del mal está en su propio poder de transmisión vía media, comentario y opinión. Miedo significa siempre más miedo.

Es en esta hora donde los líderes están en el centro de las miradas. Ellos mismos se miran y desean lo mejor para su pueblo. Apenas saben qué hacer en esta mar terrible y tormentosa. Es la hora de la Comunicación. Ya tienen los datos. Llevan meses arriba y abajo con gráficos, listados y entrañas de movimientos de fondos. Llevan meses con artículos de opinión color salmón. Es la hora de las decisiones, de plantarse a este lado del espejo y decirle al otro lado la verdad.

Decirse a uno mismo la verdad, sin enredos, es la primera comunicación en la Estrategia de Comunicación cuando somos líderes. Poner nombre a la bestia es el deber de la mujer lideresa y del hombre líder: “Man gave name to the all animals in the beginning, in the beginning (B. Dylan).

Lo siguiente es planificar todas las acciones sabiendo que la comunicación además de escrita es visual. También emocional. Los hechos, desde un nombramiento hasta el respeto de las leyes y su exigencia, desde una mirada de frente hasta la firma de un acuerdo son las teselas de este mosaico de píxeles vivos que es la Opinión Pública.

Pero, siempre lo más importante es el público, la audiencia que escruta los movimientos del mosaico y que modifica, a la vez que adelanta, por las redes de información figuras y alternativas para la salud social frente al multiforme cólera de la insatisfacción.

Cuando en su momento se escuche la voz del líder el sonido llegará a muchos grupos. Antes que la voz ha llegado la imagen, que lo hace la velocidad de la luz. Tendremos – inexorablemente esta siempre allí – un grupo de eternos insatisfechos, desde terroristas de la verdad hasta los tristes sembradores de la discordia. No hable el líder para ellos. Otro corto grupo de los incondicionales escuchará acrítico dando por bueno cualquier mensaje, sin asomo de amor a lo bueno o lo bello. Tampoco hable el líder para estos reducidos.

Se vence él cólera de una vez con esa fortaleza y con el oído atento (“a distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente entre la voces una”, A. Machado).

El deber del líder es conseguir el poder y conservarlo en servicio honrado al bien común. Es común porque hay una Comunidad que lo es por sí misma y que por eso se dota de líderes capaces de proponer, de Comunicar la dirección, la velocidad y el sentido.

O como Edine recuerda en Twitter hace ya un rato “A leader, you see, is one of the things that distinguish a mob from a people. He maintains the level of individuals too few individuals and a people reverts to a mob” (Dune). (Un líder es una de las cosas que distingue a una turba de un pueblo. Él mantiene el nivel de los individuos. Demasiados pocos individuos y el pueblo se torna turba).

 

 

 

 

José Ángel Domínguez Calatayud

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