Golf y vida diaria (19. siempre positivo)

Caminaba cabizbajo camino del Hoyo 10, perdiendo de dos, al fallar incomprensiblemente en el green del Hoyo 9. Así que le dije a Antonio H., mi coéquipier, que harto de los malos resultados iba a cambiar de bola. Él, que tiene una gran fuerza mental, entre divertido y serio, me dijo. “No sé en que libro de golf leí que si piensas que algo te ayudará a mejorar tu juego, hazlo, porque probablemente te ayude”.

Traigo esto a cuento de que muchas veces en la vida, que como todo el mundo sabe, se limita a imitar al golf, necesitamos un cambio en nuestra mente, porque la hallamos arrastrada, desorientada y hundida en el fango del hastío, sin rumbo, sin esperanza ni meta.

Volver a las pequeñas cosas que sabemos que nos ayudan ha brindado solución a más de un espíritu abatido. La clave que nos abre puertas de esperanza y buenos resultados no es tanto “cambiar de bola” (a mí, por cierto, no me sirvió, pues en un approach aciago envenenado de slice acabó en el lago del Hoyo 10), sino “cambiar de mente”. Que me perdone Van Haal, pero lo apropiado es un pensamiento “siempre positivo”.

Se puede objetar que incluso con pensamiento siempre positivo los resultados no llegan como los deseamos o los imaginamos: la Administración sigue sin pagar; no me dan trabajo; no se abarata la oferta que recibo; no encuentro aparcamiento ni la blusa de mi talla; no llueve cuando me viene bien ni calienta el sol a mi gusto. Tampoco están garantizados los birdies con sólo sonreír lleno de optimismo y actitud siempre positiva.

Reconociendo la parte de verdad de esas afirmaciones, estoy en condiciones de afirmar y de probar que bajo esa apariencia de verdad, se refugia una visión mejorable de la misma realidad.

Si vemos la parte de la superficie es porque hay un fondo. En ese fondo es donde interviene nuestra mente asertiva edificando la parte de la efectividad y de la esperanza propia de la verdad. Es axiomático que el pensamiento  siempre positivo funciona transformándonos y mutando la realidad implicada: con un nuevo sentido, la frase que me decía  Antonio H., nos sugiere que “ si, con un espíritu siempre positivo, piensas que algo te ayudará a mejorar tu juego, hazlo, porque probablemente te ayude”.

Este principio de “siempre positivo” funciona en el golf al liberarte de la carga de negatividad que, como férreo corsé, impide a tus manos fluir a través de la bola. Un swing tenso es incapaz de dirigir la bola – fuerza y dirección- a su destino.

Este principio de “siempre positivo” funciona en todas las actividades de nuestro día a día, liberando las mejores energía cerebrales y permitiendo a tu voluntad fluir a través de las cosas y hacerlas bien , hacerte bien y hacer el bien.

Cosas simples salen adelante cuando nos comportamos siempre positivos. Cosas como encontrar aparcamiento o una blusa de tu talla a buen precio entre cientos de prendas similares; la gestión amable ante el cliente pelma, que deja de ser pelma para ser tan solo persistente; la salud de tu paciente que mejora un poco –un instante de Cielo en la tierra – porque a tu ciencia acompañó el detalle de humanidad y comprensión.

No es milagro, ni es magia, es la consecuencia ordinaria de un adverbio extraordinario: el adverbio “siempre”. Pero, si no tuviste presente tu “siempre”, estás a tiempo de un vigorizante “ahora sí”.

 

 

 

 

José Ángel Domínguez Calatayud

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