Los piticlines

No se trata del nombre de unos nuevos dibujos animados, sino de cómo llaman en La Moncloa a los mensajes que deben ser enviados al nuevo inquilino de acuerdo con el régimen de prelación y periodicidad marcados por éste a la Secretaría de Estado, según nos revela hoy El Confidencial Digital (ECD).

En síntesis, se trata de una regulación de la información que según ha podido saber ECD se resume en cuatro medidas para consumo de puertas adentro en Palacio y que persiguen que el boss tenga las noticias que circulan por la SOPA (Sistema Opiniones Públicas Activas) y le lleguen fluidas y conforme a unas pautas de prioridades. Las primeras – ¿había dudas? – las económicas y después las demás, con especial atención a las internacionales.

Los piticlines es expresión onomatopéyica, que hace referencia al sonido de la alerta que los mensajes electrónicos emiten al llegar al buzón de entrada del móvil o del mail en el ordenador. Muy Madrid-on-air, ¿no? ¡Piticlín!

Un conjunto de medidas de este tipo deben establecerse por quienes tienen responsabilidades políticas o de gestión y dirección empresarial y de otras instituciones: un presidente no es un adolecente psicopatológico friki pegado a una pantalla, pero tampoco son tiempos de enterarse de la situación de la flota cuando ésta lleva una semana en el fondo del mar. El sistema organizado para Rajoy, prevé, por ejemplo, “Teletipos cada dos horas. La secretaría de Estado de Comunicación debe enviar al correo electrónico del presidente y al de la secretaria de Estado un documento con las informaciones más destacadas”.

Para estas tareas, la Secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, “ha decidido nombrar a Begoña Fuentes como su nueva asesora en la secretaría de Estado de Comunicación”, experimentada  periodista que ya asesoró al presidente Aznar.

Dado este paso, la comunicación tendrá ahora que mejorar un poco desde la cúspide hacia abajo, porque habrá cosas que contar con cercanía y argumentos convincentes sobre cada una de las medidas y acciones de gobierno que tengan algún relieve, las que pongan en situación de fragilidad a grupos de personas vulnerables o las que requieran de un acompañamiento pedagógico por su dificultad intrínseca.

Entre las acciones que serán de apreciar por los públicos destacan dos: ver la cara de los máximos responsables explicando -si saben comunicar – lo que hacen y por qué y el trato con los periodistas, a quienes no se les puede tratar como recaderos de último nivel: es hora de acabar con las comparecencias sin preguntas y las ruedas de prensa donde nada rueda porque los guiones parecen escritos. Las iras de los medios son enteras y en primera página.

No es inútil seguir clamando por mejorar la Comunicación estratégica. Me parece insuficiente la importancia que se da a todo esto en el Gobierno, en las Universidades  en los Colegios, en las Escuelas de Negocios y en muchas, aún demasiadas, de nuestras empresas . Es preciso insistir: comunicación es estar informado; es informar; es participar y hacer partícipe y es, más que nada en el mundo, comprender, porque comprender es compartir y tantas veces es solo com-padecer.

 

 

 

 

 

José Ángel Domínguez Calatayud

Etiquetas: , , , , .

2 respuestas a Los piticlines