“En España llegan cargado de papeles, pero no saben mostrar las ayudas visuales”, en esta frase (ABC Sevilla, 21/0/2012, pág. 99) sintetiza Alan Shroeder la actitud de nuestros líderes políticos en los debates televisivos. La frase la pronunció en el acto “El debate sobre el debate 2011” organizado por la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión.
El artículo en que aparece esta frase está consagrado al análisis de los debates y en él se recogen acertadas frases de este profesor universitario en Boston (USA), del periodista Manuel Campo Vidal, que moderó el ultimo debate (7/11/2011) antes de las Elecciones Generales españolas, y de Pedro Arriola, asesor del PP. Éste último afirmó “la televisión no sirve para ganar, pero te puede destrozar en cinco minutos”.
Ese poder destructivo de la televisión, lo tienen todos los elementos que aparecen por la pantalla en el salón de casa y también las ayudas visuales (gráficos, fotografías, dibujos), que, en un debate tienen toda la fuerza de un comparación fugaz, incisiva, que penetra en el inconsciente atrapándolo. Claro: cuando se utilizan bien. Esto es, cuando son de factura visiblemente atractiva, se exhiben con oportunidad, se racionan en dosis digeribles y cuando dicen lo que quieren decir. Las ayudas visuales son una metáfora visual y, ya se sabe, las metáforas las carga el diablo.
Lo mismo que en los debates televisivos pasa en las presentaciones públicas en las que el conferenciante proyecta visuales con power point o medios similares. ¡Qué gran ayuda suponen las imágenes para llegar donde la palabra no alcanza! La figura en la pantalla, con los nuevos medios, refuerza o ilustra el discurso (logos), dotándole de una inasible evocación o emoción (pathos), cuando el que nos habla expresa su personal integridad (ethos) y abre ventanas a nuestras mentes y nos invita a comprender y a asentir con el fin (telos) que contiene la flecha de su palabra.
Son abundantes los modos de hacer inútil el discurso; puede quedar en agua de borrajas, en nada. Podemos decir parafraseando al asesor citado que “una diapositiva no sirve para comunicar, pero te puede destrozar en dos minutos”, si el que la emplea no se da cuenta de lo que se trae entre manos.
La técnica de visualización en las exposiciones públicas es arma de doble filo y que exige un respeto doble, al público y a los límites de la propia herramienta. De esto último sufrí yo en mi última presentación pública: esta misma semana una treinta de asistentes de dirección, vieron entre divertidas y sorprendidas, cómo me peleaba con mi MacBook Air en un agónico intento, espectacularmente infructuoso, por hacerlo compatible con el proyector. Mi amor a los públicos creció dos escalones más tras la inestimable ayuda de alguna de las presentes y volví a aprender la lección de la humildad, de la preparación de los procesos de puesta en escena de toda comparecencia pública.
José Ángel Domínguez Calatayud
2 respuestas a Presentaciones: ayudas visuales