Mucho se ha escrito sobre lo que vería –y entendería – un marciano al contemplar de cerca de los terrícolas. ¿Cómo sintetizar tanta diversidad y, en ocasiones, tanta contradicción?
El Sr. Mourinho ha dicho textualmente: “Mi entorno soy yo, nada más” que parece contradecir a la orteguiana afirmación “Yo soy yo y mi circunstancia” o al menos reducir la dimensión no categórica a la mínima expresión.
Desde el tiempo de los eremitas de la Tebaida (Siglo IV) no se ha había pronunciado una afirmación de soledad tan contundente. Mientras aquellos se alejaban de los centros urbanos para alcanzar una santidad lejos del mundo, el entrenador de futbolistas parece circunscribir su soledad a la producción de noticias sobre él mismo. Es decir, ningún profesional de la información podrá desde ahora fundar un comentario en fuentes del entorno del portugués que no sean el propio portugués.
Sin embargo, la comunicación en los medios es líquida y terca como la realidad y tarde o temprano surge alguien o algo periférico al propio protagonista que matiza, desmiente, confirma, profundiza o hace emerger un hecho o un nuevo punto de vista con entidad mediática.
En el otro polo tenemos a una multitud incontable de personas que lejos de decir que su entorno es uno mismo para cada uno, han logrado, quizás sin pretenderlo como objetivo, que ni ellos sean su entorno, sino que al estar en constante difusión de su intimidad (gustos, imagen, diversiones, preferencias) hasta su interior sea todo lo común que cualquier curioso desee.
Son los screenagers, con su propio lenguaje y metalenguaje de imágenes, mensajes cortos, enlaces y juegos que hacen surf sobre las última ola de Facebook, Twitter o Youtube y exponen todo lo que se les ocurre, hacen el primer reportaje en 140 caracteres y publican las fotos de eventos que se convierten en poco en noticia.
Hasta que los profesionales de la información lo interpreten y contextualicen todo ese material es un primer periodismo del que no escapa ningún Mourinho.
José Ángel Domínguez Calatayud