Por motivos personales no podré estar, y bien que lo siento, donde hoy, jueves 21 de marzo, se defiende a la Mujer: en Brenes. Ahí se reúnen cientos de amigos para defender el derecho de las familias y de la Mujer a una Educación Diferenciada que le facilite mejor romper techos de cristal y abrirse al mundo con igualdad real de oportunidades.
La promoción de la Mujer, más allá de cuotas y eslóganes, se construye durante los años de la educación, fundamentalmente en la familia y en el centro escolar. Por eso, pocas iniciativas merecerían más apoyo sobre criterios de igualdad que ésta de Elcható. Ahí, durante 40 años, familia, colegio y modelo educativo han trenzado un cable para permitir a cada alumna alzarse en conocimiento, belleza y verdad hasta un cierto éxito por encima de la probabilidades más comunes.
Las medidas para hacer descarrilar – sacar de su carril, de su modelo educativo – a Elcható son emanación de un descaminado afán – a los datos me remito – para igualar en fracaso lo que hasta ahora es una resplandeciente historia de éxito femenino, singular y plural: también a los datos me remito.
El modelo de Educación Diferenciada se ha mostrado eficiente, eficaz, y efectivo, es legal y es el elegido por los padres. Frente a esto no he leído ni escuchado un solo argumento que desvirtúe la verdad.
¡Gran ánimo, amigas de Elcható!
1100 alumnas han cursado algunas de sus enseñanzas que les han capacitado para desarrollar con responsabilidad sus deberes profesionales y sociales. Gracias a Elcható muchas de ellas han encontrado un lugar en el competitivo mundo de la empresa. Nadie puede decirnos si Rocío, Ana, Lola, Belén, María o Rosario – te llamas como tu Patrona– , hubieran tenido éxito en un centro mixto. Lo cierto es que gracias a una educación a su medida tienen la igual oportunidad de encaramarse a metas inalcanzables sin esa educación.
Desmontar un modelo que funciona y pone a disposición de cada persona una educación valiosa y demandada, que mejora en este caso mujeres y hacerlo sin más fundamento que la ideología partidaria no parece el modo más acertado para trabajar por la Igualdad y por la Mujer.
Andalucía necesita una transformación para aprender a apreciar el bien porque es bueno, no porque lo dicta el partido o el prejuicio.
No escribo con odio ni desprecio, ni tan siquiera con indiferencia. Me da lástima verdadera, siento compasión por quienes – incluso desde posiciones de gobierno –dicen a estas mujeres de Andalucía que quien quiera educación diferenciada «que se la pague«.
No. La educación que una madre y un padre eligen para una hija no es un bolso de Loewe, no es un reloj de Cartier, una comida en el Alfonso XIII o un Audi 8 blindado. No estamos ante un privilegio de clase o un capricho de niña mimada.
El Concierto Educativo, cuya renovación instan las familias humildes de Brenes y su comarca, es el apoyo a una básica educación, a ese pan del mismo trigo, con la misma miga, con la misma corteza, pero con una levadura de distinta cualidad, no más cara que la levadura mixta, pero sí más acorde con la elección de unos padres, tan ciudadanos, tan ricos y tan pobres, como los demás y, con ellos, titulares de idénticos derechos educativos fundamentales.
José Ángel Dominguez Calatayud