Veo ahora muchos jóvenes luchando por abrirse tiempo profesional. No digo espacio profesional: digo tiempo. No sólo porque coincida con el Papa Francisco en que el tiempo es superior al espacio, sino también porque el mundo para el que se prepara y en el que ya vive esta generación no tiene hectáreas – quizás sólo los centímetros de una pantalla para 140 caracteres – pero se ensancha en segundos, en horas y días que querrían llenar la eternidad para liderar lo que les corresponda.
No temamos decir que han de liderar, porque líder (del inglés leader, guía) es el que conduce un grupo, pero también el que conduce lo valioso, aunque lo valioso sea la sola propia vida.
Este invierno, con pocos días de diferencia, hemos conocido dos personalidades que han sufrido sendos accidentes en la nieve. Los dos alemanes y los dos líderes en su actividad. Él, Michael Schumacher, cumbre de la Formula 1 durante años, se debate entre el ser y no ser tras golpear su cabeza fuertemente contra una roca mientras practicaba esquí: nunca temió la velocidad y se levantó de sus caídas y choques para salir adelante. Y triunfó, es un icono de su profesión.
En el convulso y enredado ambiente de la política europea, cuando el desgaste, o en otros casos la impericia, ha apartado de la primera fila a muchos dirigentes durante los duros años de crisis, ella, Angela Merkel, ha conservado el liderato de un pueblo esforzado y ordenado. También sufrió reveses, se levantó y ahora gobierna en coalición con su principal adversario en las urnas. También cayó recientemente en la nieve, dicen que con su emblemática austeridad seguía usando sus viejos esquíes.
Cada uno podrá sacar sus conclusiones. Esta mañana escuchaba unas palabras del ritual católico de exequias que me parecen inspiradoras, pues evocaban “la luz limitada de este mundo”.
Si el tiempo es más importante que el espacio, la luz limitada de este mundo sólo invita a ser uno mismo más faro encendido que oscuridad. Esos líderes, las personas admirables, lo son porque se levantaron de sus derrotas, encendieron de ardor su sueños y con esa luz iluminan, innovan, florecen y resplandecen para guiarnos a muchos en las sendas brumosas. Cada uno de ellos sabe cuántas veces tuvo que volver a ponerse en pie.
Gracias a mi amiga y gran comunicadora Carmen Cáceres que me lo ha descubierto inserto este corto vídeo de un anuncio que dice más que lo expresado arriba.
Idea fuente: la luz limitada de este mundo clama por iconos verdaderos de resplandor
Música que escucho: “Time in a bottle”, Jim Croce (1973)
José Ángel Domínguez Calatayud