Espérance, algo más que el nombre de una rosa

Torcí desde Calle Tetuán a la Calle Jovellanos con la intención de ver si había algún Nacimiento que visitar con mi hija Carlota, y con sus hijitas Carlota y Natalia, en la Capillita de San José. Estaba cerrada, así que nos dirigimos a Sierpes par ver la Ciudad de Chocolate -¡espectacular! – y el  Belén del Círculo Mercantil. Pero enseguida está la tienda de flores “El Florero de las Novias” y entre los cestos de vivos colores, llamó mi atención un cubo blanco con unos pocos ramilletes de esbeltos nardos. Pensé comprar unos, pues su aroma, persistente y evocador, encanta a mi mujer.

El Florero de las Novias

El Florero de las Novias

El Florero de las Novias” es un establecimiento pequeño que regenta la familia Cuéllar. Yo esperé a que la mujer que atendía dejara de hablar por su teléfono móvil. Cuando lo hizo, me informó de que estaba hablando con uno de sus proveedores de Holanda. Me desaconsejó aquellos nardos que yo había visto, porque según su criterio ya estaban pasados: “pero mañana entran más”. En ese momento me fijé que en uno de los cestos había como un envoltorio de papel claro por el que asomaba la parte superior de unas rosas muy atractivas.

Me decidí por éstas.

A ella le pareció una decisión acertada, y mientras mi hija y las niñas se alejaban a esperar en una esquina de sol en aquella mañana fría de invierno, yo me quedé viendo como Rocío, así se llamaba la mujer que atendía la floristería,  desenvolvía las rosas para preparar el ramo.

.- Muy bien son nueve, un número impar, como debe ser un ramo.- Dijo con una sonrisa. Yo desconocía esa tradición y ella tampoco sabía el origen.

Nueve rosas Espérance

Nueve rosas Espérance

Luego pude ver el mimo y destreza con que  Rocío, las manos heladas, ateridas, cogía unas hojas como de encaje verde y con un cordel iba ordenando el ramo para darle volumen y esplendor.

Pero lo que llamó más vigorosamente mi atención fue algo que no había visto nunca en la preparación de un ramo: antes de incluir una rosa entre las hojas, quitaba una a una las espinas del tallo partiéndolas con su dedos. Le rogué que no lo hiciera, no fuera a sufrir daño, pero Rocío, quitando importancia a ese sacrificado ejercicio, continuó y me dijo:

.- Hay que entregarlas sin espinas pues son para agradar .- Luego retiraba de la corola la “madre” esa parte de la base de los pétalos que los cubría al nacer pero que ahora, cumplida su misión, quedan secos y arrugados en su base y restan prestancia.

Espinas y rosas

Espinas y rosas

Me quedé pensando en estas palabras mientras ella cubría el conjunto de tallos con una cinta adhesiva verde oscuro para borrar la fea silueta del cordel que los unía. También me dijo el nombre de la rosa.

.- Se llama Espérance.- sonrío haciéndome entrega del ramo. Lo que yo asía en mi mano, más que un ramo era una metáfora de tarjeta de felicitación para el año que comienza.

Vendrán ahora días donde toda belleza que nuestro trabajo ofrezca va a necesitar señalar el horizonte de una esperanza, sin sombras que lo oscurezcan y al que nuestra competencia – sí, con sacrificio si es menester – haya arrancado una a una las espinas. Nos comemos las lagrimas; ocultamos en la sonrisa la llaga de las manos, porque sabemos que lo que damos es para agradar, para que el mundo, acaso sólo nuestro pequeño mundo, se haga infinito por el amor. ¿O es que ¡Feliz Año! significa algo de menor dignidad?

Idea fuente: caminos de feliz Navidad y feliz Año.

Música que escucho: «My Favorites Things» Barbra Streisand (The Classic Christmas Album) (2013)

Nota: Inscribo en mi Libro de Aclamaciones a  Rocío Cuellar Segura, Asesora Decoración Floral, «El Florero de las Novias» C/ Jovellanos, 3 (Sevilla)

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José Ángel Domínguez Calatayud

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