Hace unos días un amigo mío dibujaba ante mí, con solo la palabra, la grandeza de horizontes de hacer trabajos bien acabados de los que yo quizás no vería su terminación y menos sus consecuencias. Su dibujo se volvió óleo de volumen y colores amabilísimos cuando evocó la alegría de hacerlo así, con la ilusión muy real de que sería como un árbol a cuya sombra, con el correr del tiempo, otros se cobijarían del calor abrasador.
Hoy, viendo el video de Unilever de más abajo, me he persuadido de que hay algunas esperanzas que están en nuestras manos y en mayor proporción en las de quienes tienen las capacidades para sembrar en vez de embarrar, para esclarecer y no enturbiar, para innovar en la recreación y no dejarse llevar por lugares comunes sin raíces sanas.
Educación y vida, cultura y empresa, ciencia, deporte y altruismo están esperando ser árboles de amplia y tupida copa que acojan a mujeres para borrar sus miedos y llenar de calidez sus días; frondosas ramas que refresquen a tantos hombres de las asfixias del odio a la vida y el pavor a la incomodidad que supone jugársela en un proyecto a favor de gente. También de gente a la que quizás no verán.
Esto corresponde a todos, pero hay quienes están donde pueden hacer más y mejor para dar esperanza: hay cifras buenas de resultados geniales en posibilidades de supervivencia y en superación de catástrofes o crisis: ¿por qué no se emplean? Un mundo con miedo a ser vivido y a dejar vivirlo no está a la altura de las capacidades de las que se dotó al hombre y a la mujer. Por tanto parece hora de guardar el pañuelo de los lamentos y ponerse a regar el propio huerto.
Se lo debemos a los que vienen: será su árbol
Idea fuente: hay árboles que sembramos para que su sombra alivie a los que vengan
Música que escucho: «Need you now» Lady Antibellum (2009)
José Ángel Domínguez Calatayud
Una respuesta a Cuídalo sin miedo: será su árbol