Icono es antes que nada esa realidad vivificante – persona u organización – que entre los de su categoría destaca por lo que atesora, resplandece por lo que ilumina y atrae por su fecundidad.
Si son personas les reconocemos – ocupen portadas o no – por su generosidad en el trabajo que eligen: buscan la perfección pero, cuando les vemos, parece que es la perfección la que les busca a ellos. Se dice de ella o de él que “está tocado por los dioses”.
La semana pasada The New Yorker, me hizo detenerme en un brillante y largo post de Maria Konnikova (“The Six Things that make stories go viral will amaze, and maybe infuriate you”). Alude la periodista a las investigaciones realizadas por Berger y Milkman acerca del traslado al mundo de la viralidad de tres conceptos del discurso personal: Ethos, Pathos, Logos.
Si la autoría de estos términos hay que reivindicarla para Aristóteles, su extensión se debe a muchos pensadores, comunicadores y expertos en humanidad. Recomiendo para la comprensión de los términos la lectura del artículo “Como pronunciar una conferencia. Logos, Pathos, Ethos” (José Mª Rodríguez Porras y Nuria Chinchilla. IESE. Revista de Antiguos. DICIEMBRE 2002, págs. 34-35) donde los autores aportan una descripción cabal y una aproximación pragmática para las intervenciones ante un público.
Mas la originalidad que revela Konnikova en su post es cómo el mismo esquema ha sido rastreado con similar efectividad en las comunicaciones por redes sociales.
Se fija en una consideración antigua puesta ante sus ojos por Jonas Berger: No es lo mismo una información muy leída que una información muy extendida. ¿Qué empuja a alguien no sólo a leer una historia, sino pasarla a otros?
El investigador acude a Aristóteles y concluye que “la respuesta , según él, era de tres principios: ethos , pathos y logos . El contenido debe tener una apelación ética, una apelación emocional, y un recurso lógico. Un retórico fuerte en los tres era probable que dejase detrás un público persuadido. Reemplace retórico con creador de contenido en línea y las ideas de Aristóteles parecen totalmente modernas”.
Para que una historia funcione en red necesita inspirar confianza; tiene que contar algo interesante, tanto que quien recibe la idea llegue a pensar que también interesará a su amigos de Facebook o a sus seguidores en otras redes sociales; finalmente, esa historia para ser objeto de amplia difusión debe contener una emoción movilizadora.
Por cierto, Berger y Milkman, después de rastrear miles de mensajes redifundidos y expandidos como las olas en un estanque, pudieron constatar que entre las historias más virales era mayor el número y las conexiones entre las que provocan emociones positivas; mucho más que las negativas. Oí decir a un sabio de la comunicación que los públicos prefieren seguir banderas que tirar piedras. Parece cierto.
Idea fuente: ser viral en la comunicación y emocionar positivamente
Música que escucho: “Endless love” Luther Vandross ft. Mariah Carey
José Ángel Domínguez Calatayud