Google Glass y pautas sociales

Las Google Glass permiten tener delante de la cara, a un centímetro de los ojos, la pantalla capaz de responder a la voz o a fáciles maniobras táctiles para dar informaciones propias de los móviles de última generación: los smartphones. Como ellos, permiten hacer fotos y obtener vídeos y llevarlo a cabo sin manos: es un wearable, una gafa practicable, usable más allá, mucho más allá de su finalidad común.

Gadget de las  Google Glass

Gadget de las Google Glass

Su comercialización masiva está dispuesta para este año, pero ya hay miles de personas que lo llevan como parte de las pruebas que el fabricante hace para conocer y, en su caso mejorar, las prestaciones del invento. Otros, expertos, técnicos las portan por una concesión del fabricante.

A Sarah Slocum un amigo le dejó las Google Glass que no usaba. Slocum es una consultora a quien le agrada probar lo último de las tecnologías ciudadanas. Con sus “gafas inteligentes” hizo algo quizás poco inteligente: entrar el pasado 21 de febrero a la 1:30 A.M. a tomar una cerveza en el Molotov de Haight Low (San Francisco, California), atractivo bar de la zona.

La historia termina cuando hacía video con sus Google Glass y grababa sin manos aquel maravilloso ambiente punk del local. Otra chica se le acercó para decirle a la cara: “You’re killing the city!”. Otro chico del ambiente le arrebató las gafas y finalmente fue expulsada del bar. Estas escenas quedaron inmortalizadas en las Google Glass que le fueron devueltas después, aunque en la refriega desaparecieron el bolso y el móvil.

Los detalles pueden verse en el vídeo que acompaña estas líneas. El fondo y el entorno con sus análisis sociales está muy bien contado por Anisse Gross en su artículo What’s the problema with Google Glass?, publicado en The Newyorker, que es de donde yo he tomado la noticia.

Las cuestiones de interés de este, por ahora, último invento de la empresa de Mountain View ya vienen apuntadas en el expresado artículo.

Unas tienen un tinte social referido a los distintos status. Se producen incomprensiones entre los techies,  urbanitas que acceden los primeros a las recién nacidas y más caras tecnologías, y las personas que no las soportan o que llegan a ellas con posterioridad. Estas diferencias tienen distintos niveles de desencuentro que van desde el simple desprecio hasta el odio. Para la mujer que enrostró a Sarah Slocum la acusación de “asesinato de San Francisco”, nuestra consultora aparecería como miembro de unas fuerzas especiales que arrebatan a la preciosa ciudad del Pacífico el halo de dicha y primaveral romanticismo alternativo: una cerveza con los amigos es un momento para hacer patria de la amistad, del vivir el cara a cara, de los ojos mirando los ojos y la boca riendo risas al abrigo de recelos y aparatitos: “gentle people with flowers in their hear”.

Otras cuestiones se refieren precisamente al respeto de la intimidad. Pero las Google Glass en modo grabación presentan una luz visible en el exterior por quien es enfocado. Básicamente, si te graban te das cuenta. La mujer grabada dijo después del incidente que ella no vio esa luz. Algunos oponen, que también se producen grabaciones con smartphones sin que nadie se altere; basta indicar que no deseas ser grabado para que cese el cámara. Sin embargo, la postura física – cuerpo, brazos y manos  – de quien hace vídeo con un teléfono es muy visible, mientras que en las grabaciones con las Google no hay delación gestual.

La tercera cuestión a reflexionar es, como acertadamente enuncia Anisse Gross en su artículo, la expansión del “efecto Walkman”, término “acuñado por el estudioso de la música Shuhei Hosokawa en 1984, que se refiere a la falta de conexión entre una persona que utilice auriculares para escuchar la música y su entorno inmediato”. Ciertamente podemos haber asistido en los últimos años a una evolución hacia el “efecto Smart”, con los jóvenes en su mundo, absorbidos en la tarea de enviar y leer, siempre con la vista hacia abajo, mensajes en sus móviles.

Prevenir sobre el “efecto Glass” parecer demasiado precoz, pero quizás asistamos en breve a la “zómbica” visión de tribus urbanas tecnificadas que caminan por las calles con los oídos tapados por auriculares y la mirada perdida en un infinito de datos, conversaciones e imágenes que se proyectan sobre su nariz, mientras y simultáneamente, ignoran la voz amada que camina a su lado o la visión del niño feliz en su carrito.

La sociedad, la familia y el colegio pueden prevenir daños excesivos con pautas sobre comportamientos personales para priorizar al ser humano concreto y próximo sobre el dato, la foto o la agenda. “There’s a whole generation / with a new explanation. / People in motion, / people in motion

 

Idea fuente: el difícil convivir social de ser humano y técnica en la Civilización de las Pantallas

 

Música que escucho. “San Francisco”, Scott Mckenzie (1967)

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José Ángel Domínguez Calatayud

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