Feliz Verdad

Sólo dos palabras. Eso eran. ¿O había más detrás? Algo inquietante debían querer ocultar en tanta parquedad. Ni verbo; no tenían ni un verbo. Y ¿qué acción, qué pensamiento, qué recuerdo puede vivirse sin verbo?

Una inquietante interpelación

Feliz Falsedad”, eso había escrito el spray en el muro, con la misma firma con que apareció aquel otro -“Revélate”- sobre el que escribí hace días. Feliz Falsedad, podría ser un grito de júbilo ante los engaños, las estafas, los errores provocados.

También es el titulo de una canción irreverente de finales de los 90′ del grupo vitoriano Soziedad Alkoholika.

Pero prefiero pensar que Feliz Falsedad sería en la mente de mi grafitero, algo más sutil: una proclama con túnica de ironía acerca de tanto ser dichoso que lo es precisamente porque no sabe que vive engañado.

Un mundo entero va de un lado a otro, de una moda a otra, de una manifestación a un mitin, de una fake news a una difamación y de un vídeo en un tuit a otro. Y siempre sin pararse a preguntar qué hay de verdad en todo aquello. ¡Y tan contentos! O quizás no tanto.

Un sujeto pragmático como Poncio Pilatos a quien se le invoca la verdad, teniéndola delante, preguntará con aire de superioridad y sin esperar la respuesta “¿qué es la verdad?” (Jn. 18,38).

No saben que la felicidad de lo falso tiene los pies pequeños, genéticamente heredados de su madre, la Mentira, y es nido de daños, herencia podrida de su padre el Engañador. Por eso les da igual. Dos minutos de falsa felicidad. Una instantánea de gozo superficial, de risa sin el esfuerzo de separar lo que vale de lo que pasa.

Palcos ilustrados

Minutos después estaba en el centro de Sevilla. Plaza de San Francisco. Por cuarto año consecutivo, en los paneles de la trasera de los palcos de la Carrera Oficial de los desfiles procesionales de la Semana Santa se expone una amplia colección de fotografías. Más de setenta imágenes de otros tantos autores, profesionales unos, cofrades otros.

He recorrido todo el espacio. Me detuve en algunos. Fotografié otros. Admiré todos. Recogen estampas de detalles y escenas propias de las celebraciones de esta ciudad. Iba a decir celebraciones sacras, pero, visto lo visto, no sé si me atrevo. Uno puede ver recogidas con maestría técnica y sensibilidad intensa aspectos de un misterio como lo viven muchos sevillanos.

Un rosario en manos de un nazareno

Muchos detalles, muchos gestos, adminículos, artilugios, piezas de artesanía y figuras vestidas acordes con el momento: una pareja femenina de guardias civiles; un trío de damas con mantilla; niño con incensario y el humo ascendiendo; fanales lucientes; costaleros; trabajaderas al aire del faldón levantado; respiraderos; bola de cera sostenida por una mano mientras cae la cera del cirio; antifaz de penitente; una blonda trabajada de orfebre; una mano santa; el encaje de una enagua; anciana en balcón; joven repeinado vistiendo librea; cenital de un cortejo; público en espera; capirotes en la noche a la amarillenta luz del cirio; capilla de plata en el canasto de un paso; plano de mano enguantada en blanco bajo una dalmática.

Blanca túnica y la marca amores

Fotos que testimonian, en fin, pequeños pero significativos momentos de una devoción bella, digna, centenaria y cristiana. Pero, entre tantas fotos ninguna de Aquel por cuya muerte sucedió aquello. Ni la cara de su Madre.

Me ha sorprendido esa ausencia. No sé si buscada de intento, ya que esos rostro van a pasar de lunes a domingo por el centro de la carrera oficial, o para sustraer la atención del misterio transcendente para fijarla en lo visible que pasa.

Me acordé entonces del grafiti de primera hora – Feliz Falsedad -, pero preferí otras dos palabras que se escucharán en la madrugada del domingo: ese felix culpa del himno Exultet.

Al final no hubo Final

Feliz Verdad. Verdad pueden ser dos iniciales, unos ojos, o un caminar roto como plegaria de esparto sobre adoquines. Aunque aquel viernes en el pretorio fue solo silencio. Palabra y Silencio son verdad: al principio fue el Verbo y al final no hubo Final, sino silencio de una feliz verdad: el amor.

Idea fuente: sobre la necesidad de la verdad para la felicidad

Música que escucho: Felix Culpa, Audrey Assad (2013)

José Ángel Domínguez Calatayud

 

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