"La persona es protagonista y centro de la comunicación"
Intimidad, primera comunicación
24julio2019
No por casualidad. Una red del tamaño de Facebook dispone de 5.000 datos concretos de usted. El uso intensivo – y despreocupado – del Smartphone, de la tarjeta o de su automóvil de última generación alimentan la memoria. Memoria que no olvida. Memoria que almacena. También lo que usted olvida ellos no: pueden tratar casi todo los suyo y combinar, sintetizar, cruzar con otras informaciones de otros terminales. Sí, somos terminales. O parte de terminales. No por casualidad. En la misma página del Frankfurter Allgemeine se muestran dos noticias. La multa de cinco mil millones de dólares a Facebook (Facebook akzeptiert Milliarden-Strafe, 24/072919) el estreno de The Great Hack (Der Kontrollverlust, 24/07/2019)
La primera noticia, la multa, es el último episodio legal del que la segunda noticia es documental de cómo empezó todo.
The Great Hack (Netflix, 24/07/2109) dirigida por Karim Amer y Jehan e Noujaim cuenta el escándalo de Cambridge Analytica examinándolo a través de los roles de varias personas afectadas. Esta compañía había recopilado información de 87 millones de usuarios de Facebook sin su consentimiento, informaciones que luego fueron utilizadas para que la empresa realizase marketing de elecciones: las elecciones presidenciales que pusieron a Donald Trump en la Casa Blanca y, de ello se habla menos, el referéndum del Brexit. “Los suspiros son aire y van al aire” “El común de los mortales – lo que incluye estadounidenses y británicos – somos pocos conscientes de la cantidad de datos personales – sí, también íntimos – que estamos evacuando de continuo. No son datos que vayan al mar, ya están recopilados. Mientras escribo esto ya por la tarde en mi MacBook Air he consultado por Internet el periódico citado y otros: The Guardian, Le Monde, El Mundo, Hechos de Hoy. Estas consultas y las páginas visitadas ya han dado información sobre mí.
Datos inolvidables
Durante el día he intercambiado mensajes por Whatsapp con varios grupos de amigos: familia (en varios países del mundo), golf, política, comunicación, Antiguos Alumnos. También he felicitado a dos Cristinas por el día de su santo. Y con otras personas particulares. Quizás convenga recordar que Whatsapp (fundada en 2009) fue adquirida por Facebook en 2014.
Leves como suspiros pero preñados de información son datos que ya no están bajo mi dominio. Las lágrimas son agua y van al mar”. Esta semana he pagado con tarjeta algunas compras y servicios: gasolina, regalos, restaurante…: eso ha significado soltar en la red datos bien precisos (lugar, día y hora, objeto) sobre preferencias, gustos y necesidades.
Hasta tu puerrta
Además tengo domiciliados los recibos de una multitud de bienes que contrato y que el banco vía Internet – no hay otro modo – carga en mi cuenta: Corte Inglés; servicios de telefonía; internet; electricidad; gas; asistencia médica; seguros de vida, vivienda automóviles y moto; colaboraciones altruistas; cuotas de asociaciones culturales, académicas y deportivas. Líquidas como el agua del poema becqueriana no van al mar sino a la memoria de las memorias. “Dime, mujer, cuando el amor se olvida/¿sabes tú adónde va?” Mientras escribo, pero también esta semana pasada a orillas del mar de El Rompido, escucho mis listas de Spotify. Ahora una de 250 canciones de música llena de recuerdos que se hacen vida. “Sapore di sale”… La aplicación conoce tanto ya de mis gustos que no deja de sugerirme canciones que podría añadir a mi “Biblioteca”; lo hace al final de cada lista pero, por si fuera poco, tiene activa una extensión inquietante llamada “Especialmente para ti”. Donde me sugiere nuevas canciones de mi gusto. Y ¿no es este “especialmente para ti” el resultado de aquel condenado trabajo de Cambridge Analytica? Esa empresa, como refleja la película con singular verosimilitud, tenía los datos de gestos personales de toda aquella gente; poseía la técnica de síntesis combinación algorítmica de comparación y contraste extremadamente precisa. Tan preciso trabajo, no exagero, era capaz en una ciudad como Londres de individualizar donde vivía, qué hábitos de consumo eran rutinarios, que perfil social presentaba y, finalmente, elaborar mensajes, como si fuera un traje italiano, sur mesure. Fue en Filosofía del Derecho donde escuché por primera vez hace décadas el término sociología del conocimiento y la amenaza de que, como desarrollo pragmático de sus principios, los miembros de una sociedad actuasen convencidos de que lo hacían libremente, desconociendo de modo absoluto que sus acciones estaban condicionadas en extremo hasta el punto de que hacían exactamente lo que querían otros quienes, a su vez, se habían cuidado de hacerles creer que actuaban según su libre albedrío. “Si tu quieres» Idea fuente: amor a la libertad en la comunicación desde la propia intimidad Música que escucho: “If it Be Your Will», The Webb Sister (2009), la versión original (1984) pertenece al volumen Various Positions de su autor, Leonard Cohen. José Ángel Domínguez Calatayud