Lo que los sueños significan

Ocurrió en la sala de espera del Hospital. Yo estaba allí por lo del vértigo que conté el otro día. En el lugar, vacío a tan tardía hora, sólo una pareja joven estaba sentada cerca. Parecían quererse. El enfermo debía ser él por sus semblante apagado. La cara es el espejo del alma, pero es más el discurso del cuerpo: angustia era el mensaje. De vez en cuando ella le hacía una discreta, tierna caricia como de apoyo sentido.

Se había ido vaciando la sala de espera

En la sala de espera están instalados unos monitores multifunción que te anuncian los turnos, informan de la temperatura (19º, soleado), promocionan sus especialidades (Traumatología Dr. Tal, Alergología Dra. Cual…). También te entretienen con adivinanzas médicas, anatómicas o de hábitos. En la pantalla del monitor aparece la pregunta “¿Sabías…?” En los puntos suspensivos imaginen el tema. Unos segundos después se le añade al texto con la respuesta correcta.

Cuando llevaba media hora esperando, a base de mensajes en la pantalla, podría haber aprobado el primer trimestre de primero de Medicina. Y vino entonces la adivinanza. “¿Sabías… /… qué significan los sueños?

Reconozco que quedé sorprendido por la pregunta. ¿A dónde querían ir con la cuestión? ¿Qué tenia que ver eso con la medicina? Y sobre todo, ¿a qué acepción de “sueño” se refería?

Poco tardaron en disiparse las dudas; en la pantalla surgió la respuesta: “Según el neurocientífico Giulio Tononi, los sueños son una reconstrucción de nuestros recuerdos; están compuestos de lo que experimentamos despiertos”.

La materia de la que están hechos los sueños

Nunca lo había pensado, y me dejó perplejo. Durante siguientes minutos, como en un circo, atraían mi atención dos pistas: en una la pareja; en la otra mi propia mente herida de sugerencias.

Asomado sin ser visto yo tras mis gafas de sol a la Pista 1,  vi las manos de ella y los ojos de él. Ellos habían visto la misma respuesta (…son una reconstrucción de nuestros recuerdos). La mano de ella apretó la de él con algo más intenso que la solidaridad: era amor encendido en memoria. La voz del cuerpo de él licuó en lágrimas de color mientras asentía con la cabeza.

.- Tenemos nuestros ladrillos, Javier – musitó la mujer.

.- Claro, Rosario, claro. Pase lo que pase los ladrillos estarán y sobre los mejores cimientos. – respondió él sonriente, a la vez que alzaba un poco pero con gesto muy simbólico las manos entrelazadas.

ladrillos hechos de recuerdos

“Clinck: MDX 16” En el monitor anunciaba que era su turno. Se levantaron y entraron en el despacho el Doctor.

Eso me dejaba un rato para ocuparme de la Pista 2: mis pensamientos.

Ellos, como probablemente los de Javier y Rosario, habían abandonado la lógica simple traducción neurocientífica para adentrarse en la vertiente llamada “ensueño”.

Lo primero que tuve que revisar es lo que pensamos de nuestros anhelos, promesas, imaginaciones acerca del que será. Me pareció claro que nuestros sueños – ese deseo de un mundo mejor en el que somos felices –   no son el futuro: El futuro no existe, me dije. Existirá si llega y cuando llegue.

Nuestros sueños son “una reconstrucción de nuestros recuerdos”, ciertamente. Los recuerdos son ladrillos de sueños. Y si los analizamos, su composición atómica y el cemento que le da hechura, es “lo que experimentamos despiertos”. No es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa, como suele decirse.

Mi conclusión entonces me deslumbró por lo obvia: los sueños, para “que duren mis anhelos eternamente”, deben ser muchos y pequeños ladrillos del mejor material y consolidarlos, día a día con la generosidad.

Las experiencias que tenemos despiertos serán las responsables de ensamblar y consolidar una gran sueño compartible. Así sí; así sí tiene razón el santo que decía “soñad y os quedaréis cortos”.

“Clinck: MDX 17” La pantalla anunciaba mi número. De la consulta 14 salían a la vacía sala de espera Rosario y Javier. El discurso de su cara era de felicidad: lo que fuese su dolencia era ya un ladrillo de remedio.

.- Adiós y felices sueños – me dijo con media sonrisa Javier.

Pero no era de noche.

Idea fuente: los sueños son una reconstrucción de nuestros recuerdos.

Música que escucho: All I Have to Do Is Dream, Lauren O’Connell (2012). La versión original es de The Everly Brothers (1958) que les supuso un Grammy. Roy Orbison (1963) lanzó una atractiva versión; buenos también los lanzamientos de Richard Chamberlain (1963), Rita Wilson (2012), Cat Power (2006) Barry Manilow (2007). Hay una edición francesa («Pendant les vacances a cargo de Sheila  (1963). Finalmente, sus compositores, el matrimonio Felice y Boudleaux Bryant (1958) podrían estar orgullosos: su canción ocupa el puesto 141º de la lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos que publica la revista Rollings Stone.

José Ángel Domínguez Calatayud

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