Dice Carlos, antes de servirme un oloroso Gobernador, que hay personas que ocupan más espacio del que necesitan. Me lo dice mientras busco un lugar para empezar a escribir. Es mi cafetería preferida. A esta hora está vacía pero con todas las mesas preparadas para la comida. Carlos es mi profesional preferido ya sea para verter oloroso en una copa o, a primera hora de la mañana, presentar un estupendo café con espuma. Luego ha añadido.
.- Si me permite, le diré que lo que he dicho tiene un sentido más profundo.
Su trabajo le reclamaba en otra esquina y me ha dejado con la cuestión del sentido profundo; más profundo, al menos que el evidente físico.

Y eso ocurre en la misma mañana y en el mismo lugar donde leo la edición digital del Washington Post. En el legendario periódico hay un artículo dedicado a “Superliminal‘: un juego donde ‘la perspectiva lo es todo’”. Como describe Christopher Byrd, autor del texto, “¿alguna vez has tenido esa extraña sensación de despertar de un sueño cuando, en realidad, todavía estás soñando? Ese sentimiento desorientador es la sensación que «Superliminal» persigue con un toque asombroso. Este juego de adivinanzas notablemente diseñado… utiliza la perspectiva como mecánica de juego. Los acertijos se resuelven encontrando la forma correcta de ver las cosas”.
Es un juego de ordenador que tardaron seis años en construirlo; sigue el modelo de los rompecabezas en el sentido inglés de puzzle como enigma o perplejidad que asombra pero que tiene un sentido que hay que desentrañar.
Lo original es la entrada en juego de la perspectiva forzada. Lo que parece grande, es pequeño cuando te aproximas al objeto. La relación que unas cosas guardan con las más próximas o más lejanas ofrece posibilidades de divertirte y hacerte crecer. Tiene buena pinta el juego.

Saber la dimensión de algo – todavía más, de alguien – es un reto; averiguar si ocupa más espacio del necesario, en la noción aportada por Carlos, es para perspicaces.
Hay cosas que están en el futuro lejano pero siempre hay un pista. A lo mejor la pisas sin darte cuenta y cuando venga te quedas bloqueado.
Al mismo tiempo, en el trabajo, en el bar, en la biblioteca estás junto a una persona que parece anodina y vulgar, hasta que te das cuenta de que ha visto antes que nadie que hay que abrir la puerta a esa señora con silla de ruedas. Y sólo él se anticipa. Ve lo que no vemos. Hace lo que no hacemos.
Todos conocemos a alguien que parecía imagen de la nulidad y que al acercarnos con el tiempo a su personalidad se ha convertido en estrella del Norte que asegura la dirección. Personas que ocupaban poco espacio y hoy ocupan el necesario. Necesario para nosotros no para ellas mismas.
En nuestra mente y en nuestro corazón se mezclan algunos días deseos, realidad, sueños, anhelos y nos toca decidir el significado, discernir lo que importa, abrazarle sólo porque lo necesita; pasar de los que están de vuelta, de los que ocupan más espacio del que necesitan y volver a los que tienen grandeza para llenarnos en plenitud.

Al pagar la cuenta, Carlos, a pregunta mía, me ha asegurado que su frase no se refería a mi diaria costumbre de ocupar una mesa de cuatro plazas en vez de una de dos.
Idea fuente: el espacio que cada uno ocupamos en la vida de otra persona
Música que escucho: Listen To The Wind, Karliene, Piano, Arthur Lenivenko (2019): es un homenaje de la cantante a James Horner; así lo proclama vía Twitter: ‘Life is a whisper, a kiss in a dream’ For James Horner. He is so missed. I hope you guys enjoy this one».
José Ángel Domínguez Calatayud