No es cierto que no podamos hacer nada. Nos lo decimos con rabia mal contenida cuando vemos que se intenta desde poderosos medios dejar clavadas las ideas en los cerebros. Como esas cajas de madera claveteadas todas iguales. Son marca. No son caja aparte. No son nada ni nadie.
Pero no tiene demasiado recorrido esa imagen. Ahí se queda. El sol la secará como baba de limaco. Algo indigno, probablemente.

Hoy el frutero de la esquina, que no ha hecho un ERTE porque él es su sólo trabajador, daba un par de manzanas wachintonas al pobre de las once. También cambiaban unas palabras. Algo digno, probablemente.
El pobre de la once le decía: “¿No crees? Hay semillas en las miradas de las personas. Unas se miran las manos donde nada crece. Otras miran al suelo y recolectan monedas pequeñas con las que ir tirando. Otras miran los ojos».
.- ¿Y que hallan?
.- Pues que va a ser: la riqueza de sabernos hermanos, amigos – concluyó el pobre de las once.
.- Y un par manzanas
.- Y un par de manzanas
Rieron hermanos a fin.
Idea fuente: la mirada de un pobre
Música que escucho: Wonderful Life, Black (1985)
José Ángel Domínguez Calatayud